¿Han visto a Cristo caminando por sus barrios recientemente? ¿Han escuchado Su voz resonando en su oficina? ¿Han compartido una cena alrededor de Su mesa?¿Han probado el alimento que Él mismo ha preparado? 
En este mundo tan alejado de Dios a menudo es muy difícil encontrarlo en medio de nuestra vida. Por eso es tan importante lo que estamos haciendo aquí con la Semana Santa, porque aquí podemos caminar con Él como en Su entrada de Jerusalén. Aquí podemos escuchar Su voz resonando en las Escrituras. 
Aquí podemos congregarnos alrededor de Su mesa y compartir Su buena comida.La procesión que hoy comenzamos con Cristo a la luz de la trabajadera de la Iglesia podemos continuarla en nuestro mundo. Con la ayuda de Su gracia podemos ver el rostro de Cristo en los miembros de nuestra familia que sufren una enfermedad, en las caras de nuestros amigos que lloran un ser querido fallecido, en las caras de inmigrantes indocumentados que se sienten perdidos, en la del niño que siente solo.
En esta semana que llamamos “Santa” entraremos y saldremos de la iglesia como siempre, pero tenemos que entender que todo forma parte de una sola una procesión. Proclamando Su palabra, actuando como Él, compartiendo Su alimento, paso por paso vamos entrando en Su misterio pascual. Así, toda nuestra vida se revelará como una participación, una procesión en Su Pasión, Muerte y Resurrección hacia al Padre.
Que no llueva el domingo 29 de marzo...y veamos caminar un cristo..y no sea un sueño sino una realidad..
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