domingo, 13 de diciembre de 2009

FIN DE "VOLVIENDO AL PASADO"

Hola capillitas, hoy finaliza el apartado de volviendo al pasado. Sabemos que han faltado algunas hermandades para ofreceros su historia, pero nos ha sido imposible recuperar esos datos de la fuente que lo extraíamos.
Por lo tanto, para finalizar os presentamos una curiosidad cronológica.
A partir de la semana que viene os iremos poniendo cada una de las hermandades de la actualidad, con algunas descripciones de como están actualmente.
Será otra sección como esta, para que así podáis comparar como han cambiado las cosas.

Veintiocho Cofradías con cincuenta y dos pasos salieron en la última Semana Santa del siglo XIX

Hace un siglo la polémica sobre la verdadera cronología de cada centuria era, como ahora, objeto de comentarios. La propia prensa se ocupaba del tema, llegando a aclarar los conceptos y los métodos utilizados para contabilizar los años y siglos a lo largo de la historia. Un interesante artículo publicado en El Noticiero Sevillano, explicaba cómo en los siglos XII, XIV, XV y XVI se consideraron los últimos años los acabados en cero. Bonifacio VII restauró el Jubileo del Año Santo, ordenando que se celebrara cada 100 años. En 1312, Clemente VI dispuso que el Jubileo tuviese lugar cada 50 años, y desde Pablo II, en 1464, se celebra cada 25. No hubo un año 0, fue en 532 cuando un monje llamado Dionisio el Menor propuso el establecimiento de una Era Cristiana, ya que hasta entonces los años se seguían contabilizando por el calendario romano, que comenzó con la fundación de Roma. Tras realizar diversos cálculos, afirmó que Jesús nació el 25 de diciembre del 753 de la era romana, convirtiendo el año 754 de la fundación de Roma en el 1 de la Era Cristiana. Aunque, Dionisio comentó un error, puesto que Herodes murió en el 749 de la era romana, se ha seguido manteniendo esta cronología. No obstante se conservaba la medición del calendario romano, que constaba de años de 365 días y 6 horas, que se computaban cada año en los bisiestos, aunque había once minutos de diferencia, que habían hecho que los solsticios variasen de fecha, por ello, se instauró en 1582 el calendario gregoriano, corrigiendo el desfase al pasar-se del 4 al 15 de octubre, suprimiendo tres años bisiestos en cada período de 400. Por ello, los años 1700, 1800 y 1900 tuvieron sólo 365 días, y el presente año 2000 sí es bisiesto. Así pues, el año 1900 fue el último del siglo XIX, como en el actual estamos dando fin a la vigésima centuria.

En la historia de las Cofradías el ochocientos fue un siglo con múltiples vicisitudes, si bien hay que anotar que en su segunda mitad, y especialmente el último cuarto, a partir de la restauración borbónica, se revitalizaron muchas corporaciones que en el pasado habían tenido dificultades.

En las vísperas de la Semana Santa de 1900 tan sólo dos hechos, uno relacionado con la propia Semana Mayor y otro con la vida interna de una Hermandad, fueron destacables. Por un lado, el día 11 de marzo la Hermandad de las Cigarreras, residente aún en la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, de los Padres Terceros, realizó una procesión eucarística por la calle Sol, entrando por la plaza de Ponce de León (1) . Por otro lado, la prensa se hizo eco de que el día 24 de marzo se reunió el Cabildo de la Hermandad de las Siete Palabras, que acordó no salir por ser la subvención del Ayuntamiento menor a la del año anterior (2) , decisión en la que seguramente influiría el hecho de que se hallaba inmersa en la realización del misterio alegórico del Sagrado Corazón de Jesús (3) , no pudiendo sufragar los gastos de la salida por la disminución de la subvención.

La Semana Santa de 1900 fue tardía, pues comenzó el 8 de abril, Domingo de Ramos, en el que salieron cinco Cofradías. En primer lugar, desde San Jacinto, lo hizo la de la Estrella, que estrenaba varales, la restauración del paso de Cristo (4) , guardilla del manto y algunas insignias (5) . Les seguían las de los Negritos y las Aguas (6), ambas sin novedades. En penúltimo lugar lo haría la de la Amargura, estrenando bocinas, candelabros del paso de Cristo y varas de los oficiales de dicho paso (7) , techo de palio y candelería (8) . Cerraba la Hermandad del Amor, que salía por vez primera desde la Capilla de San Gregorio (9) , tras treinta y dos años sin procesionar, estrenando túnicas negras, la restauración de los pasos por José Jiménez (10) , siendo el de misterio cedido por una señora (11) , y estrenando manto y palio (12) .

Hasta el Miércoles Santo no continuaban las procesiones, día en el que hace un siglo salieron sólo tres Cofradías. En primer lugar lo hizo la de los Panaderos, que estrenaba el paso de Virgen, la candelería y la finalización del manto (13) , a continuación lo hizo la del Cristo de Burgos, y cerraba la de la Lanzada (14), sin presentar novedades.

. El Jueves Santo contó con la salida de cinco Cofradías, que, a consecuencia de las obras en la Catedral, visitaron el Monumento eucarístico instalado como novedad en la Capilla Real (15) . La primera fue la de San Bernardo, que estrenaba túnicas consistentes en sotanas moradas con capa negra y antifaz morado (16) , para el paso de Cristo (17) , Cuando regresaba a su templo, se produjo un desagradable incidente, al proceder una mujer, situada en un balcón, a rasgar el palio de la Virgen del Refugio, sin explicación alguna, siendo detenida y posteriormente condenada a sufragar su reparación (18). Continuaban la de las Cigarreras, en el que se finalizaban las labores de bordado del manto, diseñado por Pedro Domínguez y bordado en el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, cerrando la jornada las de Monte-Sión, el Valle y Pasión (19) .

La madrugada del Viernes Santo desde el año anterior presentaba la misma nómina que hemos conocido desde entonces, a pesar de intentos de engrosarla. Fue ésta una de las jornadas en que más novedades se registraron, prueba de la popularidad que ya comenzaban a alcanzar sus Hermandades. En primer lugar salía la Hermandad del Silencio, seguida por la del Gran Poder, tras la que pasaba la de la Macarena, que estrenaba el manto verde con malla dorada, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (20) que todavía conserva, y varales, encargando guardabrisas con coronilla a una casa de Barcelona (21) . En cuarto lugar pasaba la del Calvario, que estrenaba seis faroles (22) . A continuación lo hizo la de la Esperanza de Triana, estrenando candelería, varas de oficiales e insignias (23) . Por último salía la de los Gitanos, que estrenó candelería, insignias, túnicas con antifaz morado y capa y túnica negra (24) , y la guardilla del manto (25).

La Semana Santa concluía en la tarde del Viernes Santo, con la salida de nueve Cofradías. Sin novedades reseñables lo hicieron las de la Carretería, la Soledad de San Buenaventura y el Cachorro. A continuación lo hacía la de la O, que estrenó respiraderos de madera tallada para el paso de Virgen (26). Proseguía la de San Isidoro, estrenando túnicas negras para los nazarenos (27). En sexto lugar pasaba la Hermandad de Montserrat, que era la que mayores novedades presentaba, debido al incendio que sufrió en el año anterior. Estrenando el pasado del manto, así como túnicas de los nazarenos de la Virgen, blancas de cola, con antifaz celeste y cinturón de esparto (28), también son nuevos los respiraderos, el techo de palio, de raso celeste, diseñado por Gutiérrez Cano (29), la saya de raso blanco, con dibujo de Virgilio Mattoni, y cuatro ángeles para las esquinas del paso (30) . A continuación pasaban la Mortaja y el Museo, que estrena paso, ya que desde hacía siete venía utilizando el del Cristo del Amor. El nuevo paso era de estilo gótico, decorado con escudos, como el de la Hermandad, el de la Merced y la corona real, llevando los chaflanes ocupados por cuatro capillitas en las que iban colocados sobre riscos cuatro ángeles pasionarios (31) . Cerraba la Semana Santa de este año y, por ende, del siglo XIX, la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo (32) .

Con respecto a la Semana Santa de 1899, tan sólo se produjo la ausencia ya comentada de la Hermandad de las Siete Palabras, reincorporándose la del Amor. Por otro lado hay que destacar como la mayoría de las novedades de esta Semana Santa se refirieron a elementos suntuarios como algunos bordados y enseres de orfebrería, destacando el nuevo paso de la Hermandad del Museo. Así concluyó el siglo XIX para las Cofradías de Penitencia, cuyos cofrades entonces seguramente no podrían imaginar el esplendor que alcanzarían nuestras Hermandades en el siglo que se aprestaban a dar comienzo.

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