sábado, 10 de abril de 2010

La Palabra (VIII)

Todo terminó hace una semana, tanto para los cofrades y capillitas, como para la litúrgia.

Pasó el Jueves Santo donde la Cigarreras cruzaron el puente de San Telmo, pero también pasó el momento en el que, en los oficios, rememoramos el momento en que Jesús siendo el Hijo de Dios hecho hombre, se arrodilla para lavar los pies a sus discipulos. Momento en el que Pedro le dice: Maestro, soy yo el que tiene que lavarte los pies. Pero Jesús nos enseña que siempre hay que ayudar al más necesitado.


Pasó Monetsión por la Cuesta del Rosario, pero también pasó el momento en que Jesús instaura la Eucaristia en la última cena. Tomad y comed todos de el, porque este es mi cuerpo... Tomad y bebed porque esta es mi sangre...


Pasó la Madrugá con Triana iluminando Sevilla y los Reyes acompañando a Los Gitanos, pero también pasó el momento en que Jesús, orando en el huerto, es traicionado por Judas y prendido por los Romanos.




Pasó el Cachorro anunciando la muerte de Jesús en la Cruz, al igual que pasaron los oficios del Viernes Santo, cuando se leyó la Pasión y Muerte de Jesús. Cristo depués de ser azotado, coronado de espinas y cargado con la cruz, culmina nuestra salvación muriendo en la Cruz.


Pero llegó el día, llegó el DOMINGO, en el que Jesús resucita, sale del sepulcro y todo en lo que creemos y representamos en esta semana que ya pasó, comenzó a tener sentido.


Ya queda una semana menos para poder volver a dar a conocer al pueblo el sufrimiento de Jesucristo. Muchos dirían que solo queda esperar, yo os digo que sólo queda trabajar para mejorar y soñar con lo vivido y lo que queda por vivir.

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