En un año especial como 2010 en el que ya, con la salida extraordinaria de cuatro palios, parecía que no cabía nada más nos encontramos con una de estas noticias que hacen época como es el traslado de la Macarena al Estadio de la Cartuja para presidir la beatificación de una hermana de la Cruz. Todo ha transcurrido con una inusitada celeridad. El miércoles, el día del partido del Sevilla, el hermano mayor de la Macarena recibe una llamada de teléfono de Luis Rueda, Delegado Episcopal para la beatificación de Madre María Purísima. García, que está en puertas de intervenirse quirúrgicamente el próximo día 26 escucha con atención la propuesta del sacerdote que le sorprende y le ilusiona: querrían que la Macarena presidiera en el Estadio Olímpico el 18 de septiembre la beatificación de Madre María Purísima porque la ceremonia debe ser lo más multitudinaria posible. Si por el hermano mayor hubiera sido Rueda habría recibido la respuesta medio segundo después: “para las hermanas de la Cruz lo que ellas pidan”, pero lo preceptivo era reunir a la junta de gobierno cosa que hizo con celeridad y urgencia 24 horas después, es decir el jueves.
Esa noche y de manera unánime los oficiales de la Macarena dieron la respuesta en positivo: la Macarena irá a la Cartuja, la Esperanza cruzará el río puede que por primera vez en su centenaria vida para acompañar en su alegría a las hijas del Sor Ángela, camareras de la Virgen y madrinas de la Coronación. Estas son las cosas que hacen historia. En el imaginario colectivo del mundo de las cofradías permanecen aquellas imágenes de 1965 que fue cuando con motivo de la Misión, los Cristos y las Vírgenes salieron a los barrios para llevar el espíritu evangélico a los rincones más alejados. 2010 pasará también a la historia. Ahora, tanto la diócesis como la hermandad deben concretar. En principio la intención de la hermandad es trasladar a la Virgen de la Esperanza en su paso, no se sabe aun si con palio o sin palio, para presidir la ceremonia y después regresar al templo por calles que nunca ha pasado.
Nos creíamos que después de aquel altar de la beatificación de Sor Ángela en 1982 con la Inmaculada y los santos relacionados con la Ciudad era imposible hacer algo más grande. Ahora, la única presencia de la Macarena lo va a llenar todo. Será el gran homenaje de la Iglesia de Sevilla y de la propia hermandad a esta mujer, Madre María Purísima, devota de la Amargura a cuyo paso de palio llego a llamar en alguna ocasión, que para subir a los altares va a tener la mejor de las compañías posibles. Porque a la Macarena hay cosas que le alegran y por eso va a estar en primera fila.
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