miércoles, 25 de agosto de 2010

AGUA Y FE

En Sevilla, se alternan irregularmente las épocas de sequía dramática, que agostan los campos y aniquilan las cosechas, con temporales de lluvias intempestivas que producen inundaciones, arriadas y pudren los sembrados.

En ambos casos, cuando el labrador no encuentra remedio en los hombres, tiene que volver la vista al cielo impetrando con fe, un remedio a sus calamidades.

Es frecuente ,por tanto que se saque en rogativa a las imágenes de veneración más popular, en cada comarca, para impetrar el beneficio de la lluvia, o para pedir que el temporal cese. Por sequías catastróficas, en el siglo XVll, se llegó a sacar procesionalmente por las calles la Imagen de la Virgen de los Reyes, según hemos leido en manuscritos antiguos. También en la inundación de 1626, la mayor conocida en Sevilla, se impetró la bonanza, descubriendo el Santísimo Sacramento en el altar mayor de la Catedral. En los pueblos se han hecho rogativas por una u otra necesidad, con la Virgen de Consolación, en Utrera, con la de Setefilla en Lora del Río, con la de Gracia en Carmona.

Pero también hay tradición curiosísima de lo que podríamos llamar " rogativas menores" o rogativas privadas. Aquí no se trata de una calamidad de grandes dimensiones, sino de evitar pequeñas tragedias domésticas. ¿ Se imagina la tragedia que supone para una novia haberse comprado un traje blanco, con su velo, haber comprometido al novio a que se vista de etiqueta, y que una lluvia intempestiva les desluzca la entrada en la iglesia, en vez de entre la admiración de los invitados, a pleno sol de la mañana, tener que salir del coche encogida, recogiéndose el vestido para no mancharlo de barro, y cubriéndose a duras penas con un paraguas? ¿ No es ésta una tragedia, mínima, pero lamentable y grotesca, para un día de bodas?

Para esta pequeña tragedia tiene Sevilla , sus pequeñas rogativas.

Así la mayoría de las novias, unos días antes de la fecha señalada para la boda suelen acudir al convento de monjas de Santa Clara, en la calle de su mismo nombre. Suelen acudir, llevando como donativo una docena de huevos. Así de sencillo: una docena de huevos . Las monjas se encargan de rezar las preces para que ese día determinado no llueva.

También hay en el convento de dominicas de Santa María de los Reyes, en la calle Santiago, dos imágenes en su capilla, La Virgen del Sol y el Cristo de las Aguas, y ya a una y ya a otra, se dirigen las rogativas particulares, para que un cierto día llueva o haga sol.

En Sevilla hay dos hermandades de Penitencia, que tienen como titulares, a advocaciones del Señor y de la Virgen, de remoto origen de rogativas por el agua: el Santísimo Cristo de las Aguas, de la Hermandad de este nombre, en la Iglesia de San Bartolomé, y María Santísima de las Aguas, co-titular de la Hermandad del Cristo de la Expiración de la Capilla del Museo. A las dos se han vueltos los ojos de los labradores de la comarca sevillana en muchas ocasiones, para pedir el milagro del agua, en épocas en que los campos han estado sedientos negando el milagro de la espiga para el pan nuestro de cada día.

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