Una vez que los Abenza dijeron sus palabras a la cuadrilla, llegaba el momento de prepararse para la procesión. Era el momento de fajarse, hacer costales y revivir el sentir del costal por última vez en el año.
Aquí podemos ver a dos de los componentes del blog en plena faena antes de la salida, cuidando al detalle la colocación del costal, pues como todos sabemos tanto la posición de la morcilla como las posibles arrugas que puedan quedar, condicionarán el bienestar a la hora de cargar.
Aquí podemos ver, ahora si, pocos instantes antes de que la cuadrilla alta empezase a tomar posiciones, a los tres componentes del blog que año a año, han sido fieles a estas salidas. Siguen pasando los años y las ganas aún no desaparecen.
Hablábamos también el pasado día del ambiente que crea el incienso.
Todos sabemos que nos podemos encontrar con procesiones en las que el olor y el humo inundan las calles haciendo aún más impresionante el avance del paso. Pues bien, esta procesión era una de esas en las que los encargados de crear esta impresión lo hicieron cumpliendo con ello.
A pesar de que no estamos en julio y el calor no se hace protagonista como en la procesión de la Virgen del Carmen, al ser un paso un poco reducido en cuanto a volumen, el simple hecho de que 20 personas estén en tampoco espacio, hace que el calor aflore en el costalero.
Aquí podemos ver como de vez en cuando los faldones tenían que levantarse para poder aliviar estas temperaturas que agudizan el cansancio del costalero.
El último detalle que analizamos por hoy es la salida del Pasaje de la Merced. Todos sabemos que es una parte del recorrido que a todo el mundo le gusta sentir desde todas las perspectivas, es decir, gusta verlo desde fuera y gusta saborear el ir debajo para hacer disfrutar a los demás.
Sin embargo aquí queríamos destacar el buen ver de la foto, en la que podemos ver la estatua del nazareno y de fondo a Santa Teresa saliendo ya del Pasaje.
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