domingo, 22 de mayo de 2011

HISTORIAS COFRADES (I)

También las devociones de tierras americanas se extendieron por tierras sevillanas. En la Catedral de Sevilla se levantó un altar a la reliquia del Cristo de Maracaibo, realizándose, además, un cuadro con la efigie de esta imagen, de enorme tradición gibraltareña.

Para exponer esta pieza sagrada en solemne culto, intervino en su realización y construcción en el templo metropolitano de Sevilla Joaquín Bilbao, que recibió la ayuda económica de la Condesa Viuda de Casa Galindo, 
que cuando falleció en 1916 fue enterrada al pie del altar del Cristo de Maracaibo.


Aunque en muchos países hispanoamericanos se extinguieron muchas cofradías de penitencia, todavía existen destacados grupos de cofrades que conservan o crean nuevas instituciones. En la población venezolana de Táchira, en San Cristóbal, se instituyó una nueva hermandad titulada del Santo Sepulcro, Virgen de los Dolores y Virgen de la Soledad. El creador de esta corporación penitencial fue Carlos Arturo Pérez, allá por el año 1950, siendo sus miembros cofrades convocados por el sacerdote andaluz, padre Marín.

Esta Hermandad procesiona por dos veces en Semana Santa: el Viernes y el Domingo de Resurrección. El primer día, para conmemorar la Muere de Cristo. y el Domingo de Pascua, con motivo de la Resurrección del Redentor.
Los pasos, generalmente, son más pequeños que los de Sevilla y otras poblaciones andaluzas. Pero también tienen sus trabajadoras para los jóvenes costaleros que portan estas andas hispanoamericanas. Son pasos realizados en madera de cedro, sin láminas de oro para las canastillas o metal plateado para los respiraderos. Las Dolorosas van en pasos de palio, pero sólo con cuatro varales en las esquinas, al modo de la tumbilla sevillana de la Virgen de los Reyes o de la Virgen del Rocío de Almonte.

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