Igual que Sidney, Madrid ha tenido buena suerte. La promoción televisiva mundial que ha supuesto la JMJ se traducirá en cientos de millones de euros a lo largo de los próximos años. La capital de España no había recibido tal atención continua durante cuatro días desde los atentados del 11-M en el 2004. A diferencia del Gobierno español, que no ha financiado la JMJ, el Gobierno australiano esponsorizó la de Sidney en 2008 con el equivalente a 15 millones de euros y, según sus propios cálculos, encajó publicidad turística mundial por valor de 30 millones de euros tan sólo el primer día con la Fiesta de Bienvenida. Las tres jornadas restantes fueron ya todo beneficio. Las imágenes del espléndido Vía Crucis del viernes, con estaciones en la Ópera de Sidney, en la bahía, y en los lugares más bonitos de la ciudad fueron vistas por 500 millones de personas.
En los días de la JMJ, el gran deseo del Gobierno australiano era que no sucediese nada importante en el mundo, de modo que el acontecimiento televisivo más interesante fuese el encuentro multicolor del Papa en Sidney. Madrid ha tenido la misma buena suerte ya que incluso la caída de Trípoli esperó amablemente a que terminase la JMJ.
El mecanismo televisivo que genera publicidad mundial es sencillo. En la JMJ participan jóvenes de todos los países que llevan por todas partes su bandera, están alegres y dan un toque de optimismo a los informativos del verano. Los jóvenes con banderas canadienses «tiran» en las televisiones de su país, los alemanes lo mismo, los coreanos igual, los mexicanos, los brasileños... y así hasta completar la cincuentena de países ricos de donde provienen flujos turísticos a España.
En los días de la JMJ, el gran deseo del Gobierno australiano era que no sucediese nada importante en el mundo, de modo que el acontecimiento televisivo más interesante fuese el encuentro multicolor del Papa en Sidney. Madrid ha tenido la misma buena suerte ya que incluso la caída de Trípoli esperó amablemente a que terminase la JMJ.
El mecanismo televisivo que genera publicidad mundial es sencillo. En la JMJ participan jóvenes de todos los países que llevan por todas partes su bandera, están alegres y dan un toque de optimismo a los informativos del verano. Los jóvenes con banderas canadienses «tiran» en las televisiones de su país, los alemanes lo mismo, los coreanos igual, los mexicanos, los brasileños... y así hasta completar la cincuentena de países ricos de donde provienen flujos turísticos a España.
Aforo internacional
Algunos acontecimientos negativos pueden suponer promoción turística, como le sucedió a Galicia con el vertido del «Prestige». La belleza de las Rías Gallegas y de las Islas Atlánticas provocaron un efecto llamada, sobre todo en los telediario de Europa. Pero lo que más atrae son los acontecimientos positivos.
La JMJ de Madrid ha sido el acontecimiento de mayor aforo internacional en la historia de España, con la participación de más de medio millón de jóvenes venidos de otros países, una cifra muy superior a los 125.000 extranjeros que recibió Sidney en la JMJ, que superó a los Juegos Olimpicos de esa ciudad. El regreso desencadena una valiosa publicidad «boca a boca» y de Madrid, donde todo salió bien —incluso con sabor de aventura durante el temporal—, han vuelto muy contentos.
Algunos acontecimientos negativos pueden suponer promoción turística, como le sucedió a Galicia con el vertido del «Prestige». La belleza de las Rías Gallegas y de las Islas Atlánticas provocaron un efecto llamada, sobre todo en los telediario de Europa. Pero lo que más atrae son los acontecimientos positivos.
La JMJ de Madrid ha sido el acontecimiento de mayor aforo internacional en la historia de España, con la participación de más de medio millón de jóvenes venidos de otros países, una cifra muy superior a los 125.000 extranjeros que recibió Sidney en la JMJ, que superó a los Juegos Olimpicos de esa ciudad. El regreso desencadena una valiosa publicidad «boca a boca» y de Madrid, donde todo salió bien —incluso con sabor de aventura durante el temporal—, han vuelto muy contentos.
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