viernes, 30 de septiembre de 2011

Palabras de fe

Ceremonia de Bienvenida en el Aeropuerto de Barajas (II)

Ciertamente, no faltan dificultades. Subsisten tensiones y choques abiertos en tantos lugares del mundo, incluso con derramamiento de sangre. La justicia y el altísimo valor de la persona humana se doblegan fácilmente a intereses egoístas, materiales e ideológicos. No siempre se respeta como es debido el medio ambiente y la naturaleza, que Dios ha creado con tanto amor. Muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro. Hay otros que precisan de prevención para no caer en la red de la droga, o de ayuda eficaz, si por desgracia ya cayeron en ella. No pocos, por causa de su fe en Cristo, sufren en sí mismos la discriminación, que lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones y países. Se les acosa queriendo apartarlos de Él, privándolos de los signos de su presencia en la vida pública, y silenciando hasta su santo Nombre. Pero yo vuelvo a decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado.


En este contexto, es urgente ayudar a los jóvenes discípulos de Jesús a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con su propia vida. Un testimonio valiente y lleno de amor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sin ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo el debido respeto a las propias.

Majestad, al reiterar mi agradecimiento por la deferente bienvenida que me habéis dispensado, deseo expresar también mi aprecio y cercanía a todos los pueblos de España, así como mi admiración por un País tan rico de historia y cultura, por la vitalidad de su fe, que ha fructificado en tantos santos y santas de todas las épocas, en numerosos hombres y mujeres que dejando su tierra han llevado el Evangelio por todos los rincones del orbe, y en personas rectas, solidarias y bondadosas en todo su territorio. Es un gran tesoro que ciertamente vale la pena cuidar con actitud constructiva, para el bien común de hoy y para ofrecer un horizonte luminoso al porvenir de las nuevas generaciones. Aunque haya actualmente motivos de preocupación, mayor es el afán de superación de los españoles, con ese dinamismo que los caracteriza, y al que tanto contribuyen sus hondas raíces cristianas, muy fecundas a lo largo de los siglos.


Saludo desde aquí muy cordialmente a todos los queridos amigos españoles y madrileños, y a los que han venido de tantas otras tierras. Durante estos días estaré junto a vosotros, teniendo también muy presentes a todos los jóvenes del mundo, en particular a los que pasan por pruebas de diversa índole. Al confiar este encuentro a la Santísima Virgen María, y a la intercesión de los santos protectores de esta Jornada, pido a Dios que bendiga y proteja siempre a los hijos de España. Muchas gracias.

2 comentarios:

PEPE LASALA dijo...

La verdad es que en Madrid se vivieron momentos inolvidables, gracias por recordárnoslos en esta entrada. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea. http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

samuel dijo...

Muchas gracias Pepe por seguirnos habitualmente!!! un saludo desde este humilde blog!