domingo, 19 de agosto de 2012

UN AÑO DEL SUEÑO DE LA JMJ

"Parecía un sueño imposible. 
Algo que nuestros ojos jamás serían capaces de captar. Costó mucho esfuerzo y sacrificio."

Decían que era una locura. Pero sucedió. Y, ¡qué bendito locura! Después de dos intentos fallidos de Cachorro y Tres Caídas (al menos, que conozcamos), una embajadora quiso estar presente en Madrid para representar a la ciudad madre de la Semana Santa, esa que tiene un color especial, a la que todos le han cantado, ciudad de sueños, la ciudad de la fe, y la ciudad de María.

 Obviamos las opiniones en favor y contra de la citada presencia de la Virgen de Regla y el si hay o no trasfondo de su presencia allí, cada uno tendremos nuestros argumentos. Pero, hay algo que no se puede discutir…qué bello fue mientras duró.


Atrás se quedaron las críticas capillitas, pues todo lo que se haga tendrá críticas, sea lo que sea. Atrás quedaron los problemas económicos que surgieron en las últimas semanas. Atrás quedó el duro trabajo en los meses de verano. Al final, solo quedó su imagen iluminada por una candelería que representaba a todas las dolorosas de Sevilla. Quedaron sus bambalinas moviéndose por la Puerta del Sol. Quedó la cera de los hermanos derramada en las calles madrileñas. Quedaron los “vivas” y piropos a la Madre de Dios. Quedaron los ojos emocionados de muchos foráneos que nunca habían visto algo similar, y quizás no lo vuelvan a ver. Quedaron las oraciones de cientos de miles de peregrinos. Quedaron esos faldones levantados ante el incesante calor que azotaba a los costaleros. Quedaron los momentos de espera impaciente para ver un palio en Agosto, ese palio que casi cerró la Semana Santa de 2011 y que casi la abrió el pasado fin de semana.

También quedaron atrás muchas preguntas y afirmaciones de peregrinos que, sin conocer de qué iba aquello, nos hicieron sonreír a los que tan acostumbrados estamos. Hubo periodistas que llamaron a los costaleros “cargadores”, a los relevos los denominaron “costaleros de refresco”, a los pasos “tronos”, y eso de los cangrejeros, no acababan de entender muy bien de qué se trataba.

Estoy totalmente seguro, que incluso se llegaron a preguntar dónde se habían dejado los hermanos los capirotes. A buen seguro que fue un sueño inolvidable e irrepetible para aquellos que pudieron vivir un acontecimiento, sin duda, histórico.


Para los que, sin saber por qué, no pudieron asistir, esperemos que disfruten con estas preciosas fotos que os vamos a ofrecer.

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