martes, 30 de octubre de 2012

LOS SEISES DE SEVILLA (I)

Hablar de seises actualmente significa hablar de los diez niños de la Catedral de Sevilla que realizan una danza sagrada, delante del Santísimo, en tres ocasiones durante el año: en la Octava del Corpus, la de la Inmaculada, y en el Triduo de Carnaval.
 Esta vistosa y peculiar tradición remonta a la época del Renacimiento, y en la actualidad es conocida por todas partes.

 LOS SEISES DE SEVILLA

 Hablar de seises actualmente significa hablar de los diez niños de la Catedral de Sevilla que realizan unadanza sagrada, delante del Santísimo, en tres ocasiones durante el año: en la Octava del Corpus, la de la Inmaculada, y en el Triduo de Carnaval. Esta vistosa y peculiar tradición remonta a la época del Renacimiento, y en la actualidad es conocida por todas partes.

 1. Datos históricos

 Al tratar de los seises, conviene distinguir claramente dos etapas en su evolución histórica: una relativa a la denominación seises y su oficio de cantores, y otra a la danza sagrada que ellos realizan. Los niños cantan en la Iglesia desde los primeros siglos. De hecho, la monja española Egeria (s. IV) confirma ya su presencia en el Kyrie eleison de la oración de los fieles del Oficio en Jesuralén, y participan siglos más tarde, al menos en la liturgia hispano-mozárabe y en la galicana. Por tanto, es normal que al abrirse la antigua mezquita-Catedral de Sevilla al culto, tras la reconquista de la ciudad por san Fernando, ésta contara con la presencia organizada de mozos de coro (niños cantores y acólitos) para la liturgia solemne, siguiendo la práctica que era común por entonces en España.

En el Renacimiento, cuando nace la música coral y como consecuencia el coro polifónico, los niños cantores se encargaron de las voces superiores de la polifonía (particularmente del cantus), de los versos responsoriales del oficio, de algunas otras secciones, y a veces también de varias danzas y trozos de los autos y pasos que solían realizarse por Navidad y Pascua. Estos chiquillos solían ser de cuatro a diez, aunque en la segunda mitad del siglo XV se generalizó el número seis, razón por la que bien entrado el XVI pasaran a denominarse seises en toda España, y en Sevilla en la segunda mitad del siglo XVI: siendo maestro de capilla Francisco Guerrero (1517-1599). Hasta entonces, los documentos hispalenses les llaman "moços", "moços de coro", "muchachos", "moços cantorçicos" y "niños cantorçicos". De hecho, así los define el Diccionario de Autoridades: "Seises llaman en algunas iglesias cathedrales los niños que asisten a choro, y cantan canto de órgano y contrapunto. Llámanse seises porque se fundan en este número". Efectivamente, la palabra "seises" es el plural vulgarizado de "seis" y, a su vez, una abreviación de la frase completa "los seis niños cantores”, teniendo en cuenta que, después del primer tercio del siglo XV, el Cabildo hispalense delimitó el número de sus niños cantorcicos a seis, que era la práctica común en España como hemos visto más arriba. A los seis niños de plantilla, se agregaron a veces algunos más denominados supernumerarios, cuyo número varió según las épocas. Lo cierto es que actualmente son diez los que interpretan los bailes de seises del Corpus, Inmaculada y Carnaval.

 Los niños cantores o seises de las Catedrales vivían con el maestro de capilla y de él recibían educación, manutención y vestido, hasta que en el siglo XVII pasaron a vivir internos en los colegios creados por los cabildos. El Colegio de San Isidoro, en el que ingresaron los seises el 1 de enero de 1636, fue fundado en 1633 para los acólitos (=mozos de coro) de la Catedral, y cerró sus puertas definitivamente en 1960.

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