martes, 18 de diciembre de 2012

#BENDITATUESPERANZA

Toda preparación tiene su recompensa. Después de tres días en los que D. Bernardo, D. Enrique y D. Antonio nos han llevado a reflexionar sobre lo que acontece en estos días y a ver la vida desde los ojos de la fe, llega el momento culminante, en el que uno de los tres pilares de la Iglesia, la Esperanza, se hace presente en nosotros de manera más especial. Y cada día estoy más seguro de tu presencia.

Por qué hoy es día de reencuentro con esa familia que tiñe su corazón de verde, con esa gente que por ti es especial. Hoy, martes, el día se ha despertado con el recuerdo de los dos últimos Martes Santo, nublado, con olor a lluvia y con la sensación de que el trabajo de todo el año se iba quedar en las paredes del guardapasos.

Pero no, hoy no, hoy serán otras paredes las que permitan disfrutar de tu dulzura, de tu mirada, de tus consejos, de tus manos... Hoy, Madre de Esperanza, tus hijos se acercan a ti, con sus problemas, inquietudes, deseos, sueños y con las ganas de darte las gracias porque eres tú la que nunca les abandona. Madre, son tus brazos los que me acogen ante las adversidades, es el beso de tus labios el que me cura las heridas cuando me caigo, es tu mirada la que hace que me sienta seguro y confiado ante los problemas de la vida... Son tus benditas manos las que me agarran fuerte.

 Hoy más que nunca, resuena tu voz: Yo te quiero, yo estaré aquí siempre.

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