viernes, 14 de diciembre de 2012

LOS SEISES DE SEVILLA (VIII)

8. Reflexión final


Al cerrarse el colegio de San Isidoro (en 1960), conocido popularmente como de San Miguel, puede afirmarse con toda verdad, que desapareció con él la antigua “institución de los seises”. Pero aunque es verdad que se perdió para siempre la entidad, no es menos cierto que ha perdurado una de sus funciones tradicionales. Me refiero a la costumbre de bailar tres veces al año, delante del Santísimo: en el Corpus, en la Inmaculada y en el Triduo de Carnaval. Para realizar esto con decoro y dignidad los niños de ahora se preparan, aunque sea de otra manera, porque así lo exigen las circunstancias y la sociedad de ahora, pero los chiquillos que danzan hoy en la Catedral de Sevilla siguen siendo, en el fondo, tan seises como los de siglos pasados. Resulta evidente que los seises nunca pretendieron ser danzantes profesionales; ni siquiera tuvieron alguna vez pretensiones de carácter semiprofesional. Si alguien viene a la Catedral de Sevilla a buscar esto, se ha equivocado de lugar: para este tipo de espectáculos debe ir al teatro o al auditorio musical. Nuestros seises sólo pretenden, como desde su misma fundación, ofrecer a los presentes en el templo, una danza sagrada sencilla y más popular que culta (semi-culta o semi-popular). Pero siempre digna y con mucho de finura y buen porte, porque, al fin y al cabo, es una danza dedicada a Jesús Sacramentado.

2 comentarios:

PEPE LASALA dijo...

Vuestros amigos de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea os desean de corazón Feliz Navidad y próspero Año Nuevo. ¡¡¡ PAZ Y AMOR !!!

Unknown dijo...

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