Pero claro, no todo iba a ser suerte, que bastante habíamos tenido ya en los dos días que llevábamos, y bueno, resulta que las puertas estaban cerradas, y no ponía horario de apertura, por lo que después de estar un buen rato allí, nos enteramos de que hasta las seis no podríamos contemplar la figura del Gitano.
Por lo que nos fuimos, y a las seis, allí estábamos, y ahora sí pudimos entrar.
Entramos y en un ambiente muy acogedor nos encontramos, desde el fondo ya se veía...
Allí estaban madre e hijo, hijo y madre, los dos ante nuestros ojos.
Para mi parecer el Cristo de los Gitanos, es una de las mejores imágenes, con lo que al arte se refiere, que contemplé allí en Sevilla. Tiene unos detalles y unos rasgos muy bien cuidados.
Y bueno era la hora de irse, el concierto de bandas de Santa Cecilia se acercaba y nos quedaba un buen tramo.
Así es que nos fuimos, endulzando la visita con el recuerdo de la salida de este cristo acompañado por la A.M. de los Reyes, que entre los dos nos han brindado muy buenos momentos.
Por lo que el sábado fue la última visita cofrade que hicimos. Pero quedaba una gran noche...
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