
Decididamente fallaron los presocráticos en Sevilla. En Sevilla te puedes bañar dos veces en el mismo río. Te puedes bañar al menos en estos días grandes de la primavera y los lejanos tambores de la memoria. Te puedes bañar, en el recuerdo, en el mismo río de tu juventud. Un río o un rito, ¿qué más da! Sabes que todo va a ser como siempre, como todos los años. Sabes que hasta los que se fueron van a estar aquí, en el alto balcón de la memoria, siempre con la palma nueva prendida con unos lazos a la baranda. Sabes lo que va a ocurrir hoy, que es lo mismo que ocurrió hace quince, veinte, veinticinco años. Tienes la certeza de que va a ser lo mismo. ¿Que hay más gente, que entonces estabais sólo la alta luna y vuestra corta edad? Es cierto. También falta ahora más gente de la que entonces faltaba, y tú sabes cuáles son sus nombres, que están en ese alto balcón de la palma nueva viendo las cofradías como tú también habrás de verlas, reencarnados en otros muchachos que un día verán las cofradías.
Los viste ayer, los verás esta tarde. Han cogido la Semana Santa por punta, como nosotros, ¿te acuerdas?, la cogíamos. Empezaron el Domingo en el Porvenir y acabarán el sábado, como una rosa, como una rosa nueva, en la Trinidad. Son cuatro, cinco, seis todo lo más. A diferencia de nosotros, las niñas van con ellos. Ellas andan más que ellos, miradlas con sus zapatos bajos y sus medias negras, con esa colorcita blanca de las mujeres de Sevilla. Ellas saben de cofradías más que ellos casi. Por lo demás, son como nosotros entonces, Diego, Rafael, Chano, Manolo. Están descubriendo la ciudad. Están en el más noble descubrimiento y conquista. Cada año, una nueva generación descubre la ciudad. Son los muchachos que, solos, empiezan a ver las cofradías. Hasta hace muy poco era un horizonte de sillas de la carrera oficial, de tatas y de bocadillos. Ya salen solos. No lo saben, como nosotros no lo sabíamos, pero las cofradías son para ellos el hilo que los lleva por los secretos del Laberinto. Miradlos, Diego, Rafael, Chano, Manolo, y nos veremos a nosotros mismos, con el programa en la mano, yendo de San Gonzalo a San Vicente del Postigo a Santiago. Ellos ven las cofradías como nuestra generación inventó verlas. Tú me lo dijiste una noche, Chano, esta Cuaresma:
---Nuestra generación fue la que aprendió a ver las cofradías delante de los pasos...



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