martes, 3 de febrero de 2009

y así Dios se hizo el Señor de Sevilla...

Hoy quiero dar la bienvenida a éste apartado que nos llevará a recorrer la Historia del Arte, a través de la Semana Santa, os enseñaré lo que la mano del hombre ha sido capaz de crear y que hoy día, todo el mundo puede contemplar en nuestras calles, Sevilla, Málaga, Granada, Zamora, Salamanca, Ciudad Real… un largo sin fin de ciudades que llenarán nuestros martes, de PURO ARTE.

Y si Dios quisiera hacerse hombre, siendo representado en un simple y pobre trozo de madera, elegiría sin duda, EL GRAN PODER, imagen tallada por el ilustre Juan de Mesa en el año 1620, escultor cordobés, de humilde familia, sólo él, podía tener manos para superar a su Maestro, Martínez Montañés (Cristo de la Clemencia o el Nazareno de Pasión). Y sí, no sólo lo superó, sino que nos hizo ver la verdadera imagen de DIOS, que cada madrugá anda en silencio, con el andar susurrante de las zapatillas, tal y como lo hizo en su día, humilde…

Extraordinaria la talla, de cuerpo entero, un pie delante de otro, estilo nazareno, hasta la más insignificante espina está marcada en su rostro, hizo una corona grande, para marcar el sufrimiento de nuestro Señor, detalles como la espina clavada en la ceja o en la oreja, marcan ese carácter tenebrista que inundaba todo el barroco del siglo XVII en nuestra España, en nuestra Sevilla…
Su rostro, aunque de hombre maduro, marca el rostro del dolor, dolor por la corrupción del hombre, aunque también se llena de compasión, de esos inhóspitas que no supieron creer una doctrina salvadora. El pelo cae por un lado de su rostro, ondulado, sevillano, como le había enseñado su maestro, sí, sí ese al que nuevamente volvió a superar y que no se merecía el trato que la ciudad de Sevilla le antepuso durante muchos años, los cuales toda la ciudad admiró al maestro, pensando que sólo él podía hacer al SEÑOR DE SEVILLA, pues no! fue JUAN DE MESA, que hoy reza con un monumento en la plaza de la casa del Señor, en San Lorenzo…
Fue restaurado hace dos años por los hermanos Solis, tras un profundo estudio del IPHA, quien determino que el incendio que sufrió hace años la basílica afectó gravemente la imagen, que empezaba a cuartearse, hoy en día podemos volver a contemplarla en todo su esplendor, con las espinas totalmente nuevas y el rostro mucho más claro que antaño.

Hoy es el primero de nuestros capítulos, pero muchos más llenarán las portadas del martes para conocer un poquito más de NUESTRA HISTORIA DEL ARTE. Que el Señor os guarde y os acompañe.

Manuel ACEVEDO MONTES

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