sábado, 13 de junio de 2009

MÁS COSAS DE SEVILLA...(I)

El Pelícano del Amor.

El Santísimo Cristo del Amor lleva tras su Cruz un pelícano como representación del símbolo del amor, ya que se cuenta que este ave alimenta a sus crías con su propia sangre.

El Cortejo Cofrade.

La cofradía no sólo la componen los pasos, hay todo un cortejo que la acompaña y que le da ese colorido único que forma cada una de ellas. Aunque no todas siguen los mismos criterios, si que se puede hablar de rasgos comunes en sus filas que nos servirán de índice para esta explicación.

Este cortejo está dividido en tramos de nazarenos con cirio o cruces y cada uno de ellos lo encabeza un nazareno portando una insignia (Libro de Reglas, Senatus, Bandera Pontificia, Estandartes, etc.), acompañado por otros hermanos con faroles.

La primera insignia es la Cruz de Guía, y está acompañada por nazarenos portando faroles. Algunas hermandades llevan un escuadrón o banda de cornetas y tambores encabezando la comitiva. Antiguamente los penitentes iban detrás de los pasos, pero esta costumbre ha quedado casi perdida, a excepción de pocas hermandades.

El Primer Palio.

Se sabe que sobre 1614, el primer palio que posesionaba era de terciopelo negro y bordados en seda morada, con la peculiaridad de que lo llevaba la imagen de la Soledad de San Lorenzo, que hoy en día va sin palio y sólo acompañada de la Cruz.

La Madrugá

La Madrugá hay que saber llevarla, ya que el gentío, la noche, el frío y otros factores, la hacen una noche muy distinta al resto. Para empezar, las seis hermandades que hacen estación de penitencia, podríamos dividirlas en dos grupos, las de negro y las de capa.

Es la noche de los contrastes: por un lado las marchas más rítmicas y aclamadas por la multitud; por otro, la música de capilla y el más rotundo de los silencios. Esta noche representa el culmen de la Semana Santa, quizás la nota más importante del fervor sevillano, aunque no todo lo que veamos esa noche sea de nuestro agrado.

En ella veremos a las imágenes más representativas de la Pasión. El Silencio, que no permite descanso, ya que parece correr, mientras abraza su Cruz de carey y plata, única invertida con respecto a las demás. El Gran Poder, caminando entre la gente, porque sus hermanos costaleros logran que nos olvidemos de las andas y nos fascinemos con su lento pero constante caminar...

Justamente, detrás del Señor de Sevilla, aparece la Cruz de Guía de La Macarena, tornando el silencio en júbilo, la oración en expectación. Es la otra cara de la noche por excelencia, el cambio de los cirios en alto por las plumas de los armaos. Tras ella, vuelve el silencio, la Hermandad del Calvario, que pone orden al bullicio y seriedad en el acto.

Tras Él, otra Esperanza, pero esta vez desde el barrio de Triana y bajo una lluvia de pétalos que conmocionan la calle Tetuán justo antes de la entrada en la Carrera Oficial. Cierra la Noche El Cristo de los Gitanos que con su Cruz a cuestas recorrerá lentamente la campana de una sola pero lenta chicotá, al son de las marchas que se van encadenando.

Y no olvide algo muy importante para esta noche, la paciencia, ya que podrá comprobar como es engullido literalmente por la bulla de gente que intenta desplazarse para contemplar lo más cerca posible a sus hermandades, o podrá desesperar ante el interminable cortejo de nazarenos que pasan ante nosotros y que parece no terminar nunca.

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