El conocido cirujano Rafael Ruiz y su familia se llevaron un susto monumental el domingo después de que dos encapuchados irrumpieran en su casa de la avenida Pío XII para robarles desplegando una gran violencia. Unos diez minutos antes de las cinco de la tarde, llamaron a la puerta y cuando la dueña de la vivienda, Consuelo, salió a abrir, recibió un fuerte empujón desde fuera, entrando por la fuerza y de una zancada dos hombres que se cubrían los rostros con la capucha de un anorak y que la tiraron al suelo. En ese instante salió su hija Pilar, siendo también arrojada al suelo de forma violenta cuando corrió en ayuda de su madre temblando al ver a los hombres.Al oír los golpes, acudió al vestíbulo Rafael Ruiz que, sin pensárselo, se enfrentó a ellos al percatarse de la situación y ver a su mujer y a su hija tiradas en el suelo. Los asaltantes la emprendieron a golpes con el médico, de 78 años, causándoles varias heridas en la cabeza. Los dos hombres consiguieron reducir al cabeza de familia y encerrar a todos en una habitación. «Nos obligarnos a tumbarnos en el suelo y nos encerrando en una habitación, diciéndonos que nos matarían si gritábamos o intentábamos algo», relata a La Tribuna Rafael Ruiz, quien confiesa que pasó miedo por su mujer y sus hijas, sobre todo Marichelo, deficiente mental.
Los ladrones revolvieron la casa y se llevaron la cartera con la documentación del médico, dos joyeros y la recaudación de la Virgen del Mayor Dolor, de la Hermandad del Silencio, que está al culto detrás de una de las ventanas de la vivienda.No se llevaron mucho, la colecta, el billetero, piezas de bisutería y otras de más valor; pero los golpes que recibieron el hermano mayor de la Hermandad del Silencio, su mujer y sus hijas, el miedo que pasaron y el rato que los tuvieron encerrados en una habitación son trances difíciles de olvidar. Por fortuna, cuando los ladrones estaban metidos de lleno en la faena, sonó el timbre de la puerta, se pusieron nerviosos y poco después salían a escape.
Unos minutos más tarde, cuando intuyeron que los asaltantes se habían ido, Rafael Ruiz y su familia consiguieron salir del encierro y llamar a la Policía.
Cuando los agentes se personaron en la vivienda, «se alarmaron al ver que sangraba mucho y avisaron para que me llevaran al hospital», explica a este diario Rafael Ruiz, que necesitó varios puntos de sutura para cerrar las heridas que le causaron.
Uno de los asaltantes medía cerca de 1,80 metros de altura y el otro era un poco más bajo. Hablaron muy poco. «Solo dijeron que querían dinero y que nos matarían. Hablaban español», recuerda el cirujano.
La Policía realizó la inspección ocular en busca de huellas e indicios que les lleven hasta los autores, según fuentes policiales.
Segundo asalto en 26 días. El robo con violencia perpetrado en casa de Rafael Ruiz se ha cometido 26 días después del asalto a la casa del dueño de un taller concesionario de vehículos de segunda mano.
CIUDAD REAL COFRADE
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