jueves, 3 de febrero de 2011

ANÉCDOTAS DE SEVILLA (III)

La Cucaña
CucañaDurante la Velá de Santa Ana, fiesta popular que se celebra en el mes de julio en la orilla derecha del Guadalquivir, la orilla del Triana, los trianeros, ahora repartidos por los nuevos arrabales, vuelven a su antiguo barrio para mostrar su naturaleza nunca perdida , engalanando al río y ocupando su orilla con las casetas donde se asan sardinas, se comen avellanas verdes, se bebe vino o cerveza, se canta, se baila… En las tardes, cuando el calor de la ciudad parece que comienza a diluirse en su propio sofoco, las aguas del río son tomadas por decenas de jóvenes que se refrescan y comienzan a organizarse para participar en “La Cucaña”.La Cucaña es un antiguo juego-concurso que ha persistido hasta nuestros días y en la que participan los jóvenes trianeros demostrando sus habilidades sobre un poste encerado en cuyo final se  coloca una bandera que es necesaria coger para llevarse el premio.
Cucaña quiere decir  palo ensebado, es un juego consistente en escalar, trepar, marinear sólo con la ayuda de brazos y piernas por un poste vertical u horizontal de aproximadamente 5 metros, que suele estar alisado o embadurnado con alguna sustancia resbaladiza, hasta atrapar el premio, el poste se coloca horizontalmente sobre la proa de una barcaza en el río y los participantes deben caminar sobre el poste evitando caer al agua, hasta alcanzar el premio.

 
La Virgen llamada la Sevillana
Iglesia de San BuenaventuraEn el altar mayor de la iglesia de San Buenaventura puede verse una imagen de la Virgen a la que llaman la Sevillana, obra del escultor Juan de mesa. El origen de su nombre es el siguiente:
Esta imagen se encontraba en la Casa Grande de San Francisco,  una noche fue desvalijada  de sus joyas por unos ladrones. Se le hicieron cultos y  el fraile que los predicaba exhortó al vecindario para dar donativos para poder reponer a la Virgen sus joyas. Pero en medio de la predicación se alzó una voz entre el público que dijo: " No es verdad, que la virgen es tan bonita y tan sevillana, que no precisa alhajas".
 
La torre de Don Fadrique
Torre de Don FadriqueEl rey San Fernando había estado casado con la reina doña Beatriz de Suabia, de ilustre estirpe europea. Doña Beatriz dió al rey varios hijos, siendo el primero de ellos don Alfonso " el Sabio", quien después de la muerte de Don Fernando ocuparía el trono de Castilla y León con el nombre de D. Alfonso X el Sabio. El menor de los hijos fué el infante don Fadrique.
Cuando doña Beatriz murió, el rey, con casi 50 años de edad,  contrajo nuevo matrimonio con doña Juana de Pointiheu, con la finalidad de entablar relacines de amistad con Francia. la diferencia de edad entre el rey y doña Juana era demasiada pués ella tan solo tenía 17 años.
Pero poco después de contraer matrimonio el rey se puso en marcha para conquistar Córdoba y Sevilla. Las campañas le mantuvieron alejado de su esposa. El rey sólo se acercaba a ella por cumplir como caballero y cristiano y por obligación matrimonial, por lo que la joven tuvo varios hijos, más como deber que por placer.
Los reyes se vinieron a Sevilla y se instalaron en el Alcázar, pero el rey  por preocupaciones, por ejercitaciones piadosas y por una enfermedad que contrajo al pasar el Guadalquivir por Lora del Río, de la que nunca se repuso, se alejaba aún más de su esposa.
 
La Maldegollada
Plaza de San FranciscoCuenta la leyenda, que en la calle Hernado Colón, cerca de la calle San Francisco, vivía en 1624 un sastre llamado Cosme, con su esposa, de nombre Manuela y que era más joven que él. El artesano, contrató a un joven ayudante, el cual, entró en relación ilícita con la mujer. El joven aprovechaba cualquier excusa, para subir a los aposentos y así tener encuentros íntimos con Manuela. Los encuentros se hicieron tan seguidos, que un día el marido los descubrió. Se enfureció tanto, que se lanzó a la calle gritando y culpando a los adúlteros. En aquella época las leyes eran diferentes y las penas eran más fuertes, por lo que se esperaba que esta historia acabase en desgracia. El marido enfadado se encaminó hacia el Santo Oficio, donde trasladó su queja, y donde impusieron que el castigo sería la muerte para los dos amantes .
 
San Isidoro
San IsidoroCuando Almothadi subió al trono de Sevilla este entabló relación con el Rey de León,Fernando I, al que envió regalos para consolidar dichas relaciones.Fernando I pidió a Almothadi recuperar para los cristianos las reliquias de Santa Justa y Santa Rufina, y llevárselas a León ya que en aquella época era necesario contar con importantes reliquias para engrandecer así a la iglesia. El rey de Sevilla accedió pero no sabía dónde podrían encontrarse dichas reliquias. Don Fernando le comunicó que tendrían que estar bajo el suelo de alguna de las iglesias visigodas que había en Sevilla Almothadi le dijo a Don Fernando que lo mejor era que enviara a algunos cristianos para que las buscaran ellos mismos. Así, el rey de León envió al obispo de León junto con algunos monjes y caballeros que estuvieron buscando las reliquias durante un tiempo. Como no encontraban nada decidieron de regresar a León, y según cuenta la leyenda el mismo día que decidieron regresar se le apareció en sueños al obispo de León un hombre con una túnica blanca y una mistra en la cabeza que decía ser el obispo de Sevilla. San Isidoro, y que le indicó dónde podía encontrar sus restos y para  fuesen de regreso con ellos a León.

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