En la noche más corta del año, con motivo de la celebración de San Juan, desde el cielo se pueden divisar numerosos focos donde la magia inunda la oscuridad.
Fuego mágico y purificador es el de estas hogueras, unos dicen que ahuyenta los malos espíritus, otros las utilizan para poder hacer realidad los deseos impresos a mano en un pequeño papel, están también los que piden sus deseos a la vez que saltan una vez que el fuego ha menguado; un sin fin de tradiciones, creencias, leyendas..., que le dan ese toque de magia a esta breve noche.
A partir de ahora comienza de nuevo la decaída del sol, la luna le irá ganando terreno poco a poco hasta que llegue el 25 de Diciembre cuando al sol volverá a ganar la batalla una vez más, pues como todos sabemos el símil de la luz y Dios, fue la causa que impulsó (junto con otras razones) a celebrar el nacimiento de Cristo tal día.
Por lo tanto, nuestra luz irá perdiendo inexorablemente poco a poco tiempo frente a la oscuridad. Una oscuridad donde nos sentimos inseguros y es por ello, que en este día mágico, los deseos pedidos se cumplan, para sobrellevar todo lo que nos acontezca hasta el nacimiento de nuestro Señor.
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