Al margen de fiestas que estamos adoptando en detrimento del verdadero significado de lo que este día conlleva, pues parece que mientras todo sea una forma de fiesta adoptamos lo que sea, hoy es día de reflexión, no solo sobre las vidas de aquellos que nos dejaron y de las huellas que marcaron en nosotros, sino una reflexión de nuestra vida.
Sí, hoy visitamos a nuestros difuntos, les llevamos flores..., pero esto no cambia nada, todo sigue igual. Unos se preocupan de que su difunto tenga más flores que nadie, otros de dejar la lápida lo más bonita y adornada posible, otros de que esté como los chorros del oro..., pero ¿porqué? Unos por tradición, otro por sus creencias, otros por su educación, otros por sus remordimientos de cabeza, pero se nos escapa lo más importante de este día.
Oiréis muchos comentarios de "no somos nada", "esta vida son solo penas", "no valemos nada"..., estamos depreciando el regalo que nuestro señor nos ha concedido, injuriamos contra el regalo de la vida y eso hace que muchos estando vivos, estén muertos.
La vida es corta, es cierto. Todos moriremos y veremos como nuestros seres más queridos lo hacen, también es cierto. Pero esto nos demuestra que tenemos que aprovechar nuestro tiempo al máximo, para querernos a nosotros y querer a los demás. Tenemos poco tiempo para demostrar a los demás que nos importan, que tienen nuestra ayuda, tenemos poco tiempo para esforzarnos por aquello que nos gusta, por aquello que quizás podrá salvar o ayudar a otras personas.
En definitiva, tenemos poco tiempo para aprender a querer y apreciar un regalo tan natural como este. Por lo tanto, daros prisa, porque el tiempo se agota y quién os lo ha dado estará más satisfecho si lo hemos aprovechado que si hemos dejado en el trastero algo, que que forma parte de nuestra esencia y que nos hacer ser.
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