No se sabe con seguridad desde cuándo comenzaron a danzar los seises de la Catedral de Sevilla, aunque su aparición está fuertemente ligada a la procesión del Corpus. Por eso podemos afirmar, con toda claridad, que esta fiesta fue el acontecimiento que impulsó, durante el período renacentista, el nacimiento de la danza sagrada de los seises de la Catedral y ha sido, a lo largo de los siglos, la única razón de su existencia. Es verdad que la encontramos en la Inmaculada y en el Triduo de Carnaval, pero en estos dos casos surgió como derivación y a imitación de la practicada en el Corpus, según consta en los documentos de fundación de Núñez y Contreras.

Los primeros documentos de la Catedral que hacen referencia al baile de los seises se encuentran en el Libro del Veedor (años 1508 y 1509) y en los Libros de Fábrica (año 1512) del Archivo Capitular. éstos señalan que en la procesión del Corpus de 1508 tomó parte activa un grupo de niños, con sus danzas, pero no dice nada del número ni de que dicha costumbre se iniciara aquel año. Aunque estos datos nos hablan de seises (=cantorcicos) que danzaban en la procesión, desconocemos el número de estos niños cantores que bailaban, por entonces, en la citada procesión. Más aún, los documentos del Archivo Capitular dan fe de que su número no era fijo, ni de que lo hicieran en un lugar determinado, o que siguieran un ceremonial concreto; incluso sus trajes eran muy distintos a los actuales.
Los ideales y en general el espíritu de la Contrarreforma católica, impulsado por el Concilio de Trento (1545-1563) frente al protestante, cristalizó en una cultura festiva muy característica del Barroco, centrada, sobre todo, en el culto a la Eucaristía, que condujo a unas celebraciones con un despliegue de medios grandilocuente. Esta explosión de júbilo popular llenó por completo el Corpus, que se convirtió en paradigma y fiesta barroca por excelencia. Danzas, autos, representaciones, desfiles y músicas animadas y alentadas por las autoridades civiles y eclesiásticas, dieron forma al Corpus español, convertido en una de las manifestaciones más llamativas, principalmente en Madrid, Toledo, Valencia y Sevilla.
Aquellas danzas sagradas que se realizaban en el siglo XVI de manera esporádica, durante la procesión del Corpus, se centraron en lugares bien precisos y determinados, a comienzos del siglo XVII. De entonces datan las tres de rigor que preceden a la procesión del Corpus todavía en nuestros días: una ante la Custodia, otra ante el Cardenal, y la tercera ante el Ayuntamiento y el Tribunal de la Inquisición, aunque las tres estuvieran dedicadas al Santísimo, presente en la Custodia. Además, durante la procesión intervenían frente al Real Acuerdo y el Tribunal de la Contratación de Indias, reunidos en el edificio de la Audiencia (Plaza de San Francisco), y por algún tiempo ante la puerta de la Colegiata del Salvador. Pero ambas danzas desaparecieron pronto y no volvieron ya más a intervenir durante la procesión.
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