domingo, 20 de enero de 2013

TRAYECTORIA DE BENEDICTO XVI (CULTURA COFRADE I)

 Joseph Ratzinger en el servicio militar

El 20 de noviembre de 1944, regresa a su casa paterna de Traunstein, donde descansa durante tres semanas, a término de los cuales, le destinan al cuartel de infantería de esta ciudad. La muerte de Hitler le hizo pensar que el fin de la segunda guerra mundial estaba próximo. Entonces, decide regresar a su casa llevando un brazo vendado y escayolado al cuello. Por el camino dos soldados le detienen, pero al ver que iba herido, le dicen: “camarada estás herido, ¡pasa, pasa!”.
En estas circunstancias las tropas americanas entran en Traunstein y eligen su casa paterna como cuartel general. El joven Joseph viste el uniforme militar alemán y se identifica como soldado, alza las manos y se considera prisionero de guerra entre los muchos que se hallaban acuartelados en el prado de su casa paterna. Su madre sufre mucho al ver a los soldados americanos armados hasta los dientes vigilando a sus prisioneros y llevándolos a un campo de concentración militar cerca de aeropuerto de Bad Aibling, donde había 50.000 prisioneros de guerra viviendo al aire libre y comiendo un cucharón de sopa y un trozo de pan al día. Joseph, que había llevado un cuaderno y lápiz en un bolsillo, irá anotando en él todo lo que iba sucediendo.

El 19 de junio de 1945, después de pasar mil controles y reconocimientos, le dan la hoja de libertad. Con ella en las manos, lleno de alegría, la guerra había terminado para Joseph. Le trasladan a él y a los demás prisioneros en camiones militares a las afueras de Munich. Desde allí, Joseph camina andando con otro compañero con dirección a su casa paterna de Traunstein, per oun camionero que trasportaba leche les recoge y les lleva a dicha ciudad, llegando a su casa en la noche del viernes de Corazón de Jesús.
Su padre al verle se llena de alegría. Su madre y su hermana se hallaban en la iglesia celebrando la fiesta del Corazón de Jesús. Las vecinas le dan la noticia de la llegada de Joseph que reciben con gran alegría. Su madre, para celebrar su regreso de prisionero de guerra, prepara un almuerzo familiar con los productos de su huerto que, como escribe Joseph en su libro Mi vida: “nunca en vida he comido una comida con tanto gusto como dicho almuerzo”.

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