Joseph Ratzinger en el servicio militar
El 20 de noviembre de 1944, regresa a su casa paterna de Traunstein, donde descansa durante tres semanas, a término de los cuales, le destinan al cuartel de infantería de esta ciudad. La muerte de Hitler le hizo pensar que el fin de la segunda guerra mundial estaba próximo. Entonces, decide regresar a su casa llevando un brazo vendado y escayolado al cuello. Por el camino dos soldados le detienen, pero al ver que iba herido, le dicen: “camarada estás herido, ¡pasa, pasa!”.

El 19 de junio de 1945, después de pasar mil controles y reconocimientos, le dan la hoja de libertad. Con ella en las manos, lleno de alegría, la guerra había terminado para Joseph. Le trasladan a él y a los demás prisioneros en camiones militares a las afueras de Munich. Desde allí, Joseph camina andando con otro compañero con dirección a su casa paterna de Traunstein, per oun camionero que trasportaba leche les recoge y les lleva a dicha ciudad, llegando a su casa en la noche del viernes de Corazón de Jesús.
Su padre al verle se llena de alegría. Su madre y su hermana se hallaban en la iglesia celebrando la fiesta del Corazón de Jesús. Las vecinas le dan la noticia de la llegada de Joseph que reciben con gran alegría. Su madre, para celebrar su regreso de prisionero de guerra, prepara un almuerzo familiar con los productos de su huerto que, como escribe Joseph en su libro Mi vida: “nunca en vida he comido una comida con tanto gusto como dicho almuerzo”.
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