Hace algunos meses en esta página al hacernos eco de la noticia ya se subrayaba el estado de opinión de alguna gente de la cúpula de la hermandad a la que ya le había llegado el globo sonda: “si el Papa quiere ver al Cachorro, que el Cachorro venga a Triana”, algo parecido a lo que contestaron miembros de la hermandad matriz de Almonte cuando en 1982 se planteó la posibilidad de traer a la Virgen del Rocío a la primera visita de Juan Pablo II a Sevilla: “si el Papa quiere verla, que venga al Rocío”. Esto del traqueteo de Imágenes devocionales tiene mucho que ver con la idiosincrasia de cada lugar.
En Andalucía, especialmente en Sevilla, una Imagen es algo más que una Imagen. Me explico; en Albacete o en Murcia estarían muy honrados con que una talla suya participara en el acto, porque la relación devoto-devoción es diferente, aunque igualmente de respetable. En Sevilla jamás una imagen de Semana Santa (de glorias sí) ha salido para participar en un acto o procesión fuera de la Ciudad, aunque sí para restaurarse. Pese a que Javierre propuso que la Amargura se fuera a Roma, que La Estrella estuvo a punto de viajar a la capital Italiana en 2005 o que Don Giovanni hizo gestiones para llevarse a la Virgen de Guadalupe a sus dominios, la reacción inicial a una petición de este tipo, aunque esté el Papa de por medio, es siempre de rechazo.
Aunque, tal y como están las cosas, nunca se sabe. Lo que sí se sabe, en el Cachorro lo saben, que este tipo de eventos, hasta cierto punto megalómanos, se idean más para engrandecer al organizador que para honrar al visitante. Al fin y al cabo un Papa que acude a este tipo de actos apenas cae en la cuenta en los detalles, aunque ese detalle se llame Cachorro. Noticia extraida de...

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