lunes, 6 de diciembre de 2010

LEYENDAS DE SEVILLA (III)

Un gitano apodado "Cachorro"

Vivió en Triana un gitano, de los llamados castellanos nuevos, apodado "Cachorro", quien atravesando cada día el puente de barcas, junto al castillo de San Jorge, llegaba a Sevilla. Un payo residente en la ciudad vino a sospechar de este hombre, pensando que su Visita no era por otro motivo que el de cometer adulterio con su propia esposa. Los celos llegaron a tales extremos que, cierto día, sabedor de la Visita cierta del gitano a la venta Vela, lo esperó oculto. No hizo mas que llegar, ajeno a la suerte que iba a correr, mientras sacaba agua del pozo que junto a la referida venta existía, le fueron asestadas siete puñaladas que le ocasionaron la muerte.Se asegura que el escultor de la imagen del Cristo de la Expiración estuvo presente en el suceso y que tuvo oportunidad de presenciar la agonía del gitano Cachorro. Captó con la mirada el rostro de aquel moribundo en el instante de su muerte e hizo suya la expresión terrible que plasmó con toda naturalidad en la obra que en esos días estaba realizando.La leyenda vino a completarse con la investigación llevada a cabo por la justicia en la que al fin se conoció la verdad.

Juan Araujo y el Gran Poder
 Cuenta la historia, que Don Juan Araujo, todo un mito en la historia del Sevilla FC. y más conocido como el "el pato", tenía una vida próspera y feliz. Pero tuvo que colgar sus botas al un inesperado percance que cambiaría su vida. Y esque la vida de Juan Araujo cambió radicalmente al enfermar su hijo de una grave enfermedad que hacía dificil encontrar un remedio por parte de los mejores médicos. Con un hilo de esperanza dentro de su desesperación, acudía muchas tardes a San Lorenzopara pedirle al Señor del gran Poder por la mejoría de su hijo. Pero la vida le golpeó mucho más fuerte de lo que él golpeó al balón en sus tiempos de jugador ya que su hijo no superó la enfermedad y el pobre muchacho murió. En un ataque de rabia se dirigió, de luto, a San Lorenzo y se encaró con el Señor del gran Poder, diciéndole: "que sepas que no vendré  más a verte porque no has querido salvar a mi hijo. Así que si quieres verme, vas a tener que ir tú a mi casa. "   Pasaron los años y se celebró en Sevilla una Santa Misión (en el año 1965) en la que las imágenes de Semana Santa fueron llevadas a los barrios para  promover la devoción.



1 comentario:

Juan Pedro dijo...

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