sábado, 3 de diciembre de 2011

TERCER MILENIO (II)

Y dicho sea de paso, defender a los aficionados, que se les llega a llamar de un modo casi despectivo "neoprofesionales, sacapasos, o deportistas del costal".Esto es intolerable, discriminatorio e injusto. En cuanto a quiénes tienen el derecho a juzgar los sentimientos y la religiosidad interior, magnitudes que son imponderables, e imposibles de valorar.
Haciendo el costal / Foto: Francisco Santiago
Como también hay que constatar, que ciertas hermandades con una nómina de hermanos poco extensa e incluso hermandades de gran nombre y tradición, no tienen capacidad para componer cuadrillas de auténticos hermanos, y recurren a los aficionados experimentados que se presentan a sus igualás, previa selección del capataz o a peones de su confianza para reforzar determinados puestos.

Paliando así con esto la ausencia de personas con afición a ponerse la ropa en estas cofradías y que por su número de hermanos, en directa proporcionalidad, sería bastante improbable llevar y traer los pasos a la Santa Iglesia Catedral.

Dichas cuadrillas están conformadas en forma mixta es decir, con hermanos costaleros y aficionados, enriqueciendo, aún mas si cabe, por la experiencia de unos y de otros, el estilo y las formas, incluso recuperándose los cánones clásicos del andar en alguna de ellas.
Igualando / Foto: Francisco Santiago
Estas circunstancias no han sido obstáculo, sino todo lo contrario, para que exista ningún tipo de problemas de convivencia, o de ruptura del sistema vigente, ni se pretende adulterarlo como en algunos sectores oficiales se empeñan en aseverar. Llevados una gran mayoría de ellos por la devoción, la espiritualidad interior, la convivencia y el cariño de los años portando estas imágenes, determinan el inscribirse personal y voluntariamente, como hermanos de número en estas corporaciones. Dando lugar a otra personalidad digna de mención como es el costalero hermano.

Datos que, aunque no proceden en el ambiente cofrade de los más ortodoxos son totalmente ciertos. Hay que admitir todas estas realidades como son y aceptarlas, gusten o no. Otro aspecto importante a tener en cuenta, es la subida del nivel cultural medio que han adquirido en general la gente de abajo, debido en gran parte al aumento del crecimiento económico de las familias y el creciente desarrollo tecnológico, según recientes estudios, de los que existen datos al respecto.

La propia inquietud intelectual por la búsqueda de lo verdaderamente auténtico y tradicional, el interés por realizar un trabajo mejor hecho y un sano afán de perfeccionamiento, provoca que aumenten la asistencia a conferencias, congresos, tertulias, consultas a páginas Web, bibliografías existentes sobre el tema y por supuesto sin omitirlo, la propia tradición oral de la mano de los mas antiguos.Preparando el costal / Foto: Francisco Santiago

Sintetizando todos estos factores, conducen hasta un inexorable adelanto en la formación técnico-teórica en la manera de portar nuestros pasos, cosa impensable hace algunos años. Traduciéndose en muchas mejoras en las formas y en las técnicas de trabajo, evolucionando hacia mejor, sin perder de vista los patrones clásicos, del andar hecho arte.

Por lo que también, y no excepcionalmente, muchos pasos de Cristo han perdido el estilo de andar tradicional en Sevilla, decantándose por unas formas poco elegantes e impropias de nuestra idiosincrasia, que en algunos casos de rivalidad malentendida, para provocar el aplauso fácil y en otros para Dios sabe qué motivo, rozan lo chabacano y lo absurdo, confundiendo la sevillanía del caminar valiente y poderoso, con concursos de resistencia y movimientos extravagantes, olvidándose de lo majestuoso que es andar para crear arte, siempre se dijo aquello de: "paso dao paso ganao".

1 comentario:

Anónimo dijo...

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