Como de todos y por todos es sabido, los tiempos que corren son unos tiempos de “desertización” en lo que se refiere a la iglesia, a sus estamentos y a todo lo que la rodea.
La juventud que en otros tiempos estaba más o menos implicada en la iglesia y en sus movimientos no lo está tanto ahora de cómo lo estaba en tiempos pasados. ¿de dónde viene esta falta de compromiso?, pues sinceramente creo que no toda la culpa la tienen los jóvenes o su desidia, no, sino también la iglesia porque no sabe darle a este sector de la población la implicación y la responsabilidad que tenían en otros tiempos.
La iglesia como “guardiana” de la fé y las creencias debe buscar instrumentos y formas para que los jóvenes se impliquen más con ella, debe hacerlos participes en todos los ámbitos posibles y adecuarlos a cada colectivo sin menospreciar a ninguno, porque TODOS somos hijos del mismo Dios, y si Jesús estuvo con los humildes, desamparados y los desviados del camino recto, la iglesia como jerarquia y como institución debe seguir el mismo camino y predicar con el ejemplo.
Hay que reconocer que las circunstancias sociales actuales no son las mismas que hace unos años, pero si de verdad queremos mantener viva la fé en cristo, en su madre y en los santos debemos poner todos un pequeño grano de arena, ceder un poco. Los de arriba han de ceder para que los que estamos abajo podamos ascender y mantener más o menos una postura igualitaria que pudiera hacer frente a la realidad social actual.
Pienso sinceramente que la Iglesia y la juventud deben ir de la mano ¿Por qué? Porque la juventud es el futuro de todo. Por lo tanto amigos, iglesia y juventud deberían sentarse a hablar y poner sobre la mesa los diversos aspectos que hubiera en discordia para llegar a un entendimiento mayor que el que hay actualmente y así trabajar para que todo tenga un mejor color en el futuro.
David Nuñez Canales
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