Venta de Gatos
Desde la Puerta de la Macarena hasta el Monasterio de San Jerónimo, hoy llamada Avenida Sánchez Pizjuán, existió desde el siglo XVIII una famosa venta llamada "Venta de los Gatos", próxima a la orilla del río Guadalquivir. Era un lugar frecuentado por la vecindad sevillana en las tardes de los días de fiesta para merendar y para que los mocitos jugaran por aquella pradera, o se cantaba y se bailaba. Gustavo Adolfo Béquer, célebre poeta del Romanticismo, estuvo en esa venta por el año 1854, y cuenta que admirado por la belleza de una joven que estaba cantando en un animado grupo, sacó su block y su lápiz e hizo un pequeño retrato del rostro de aquella moza, regalándoselo después al novio de ésta. Supo que la muchacha se llamaba Amparo y que habiendo sido abandonada cuando era un bebé, fue recogida por el dueño de la Venta, padre del muchacho, y que al hacerse mayores se enamoraron y pensaban casarse próximamente.
La Virgen de Valme y San Fernando
Tras la conquista de la ciudad y, cumpliendo su promesa, en la cumbre del Cerro de Cuarto, también llamado "Buenavista", hizo construir una capilla, de estilo mudéjar, en la que colocó la imagen de la Virgen y a sus pies colocó el pendón del rey moro de Sevilla. que actualmente se conserva en la Parroquia de Santa María Magdalena.Según la leyenda, estando las tropas apostadas sitiando Sevilla. la escasez de agua potable hizo al Rey implorar a la Virgen y al grito de " " Valedme Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda el pendón que a los enemigos de Castilla y a nuestra santa Fe conquiste". Clavó su espada en el suelo, manando agua al instante. De ahí el nombre Valme.La realidad es que en la zona, (Fuente Rey, barrio de Dos Hermanas) existe un manantial que forma una laguna. El juramento del rey santo puso nombre a la devoción de la imagen gótica que allí se entronizó. El pendón prometido pasó a ser el exvoto más valioso de la pequeña ermita erigida en Cuartos.
La leyenda de la calle Sierpes
A finales del siglo XV, cuando aún no había terminado la Reconquista, Sevilla era el lugar de paso para las tropas que se dirigían al reino de Granada. Se trataba de una frontera insegura, la cuál permitía infiltrarse fácilmente a individuos armados y merodeadores. En muchas ciudades, y por supuesto en Sevilla. había barrios de personas descontentas que siempre estaban dispuestos a fomentar la revuelta. Para agravar más la situación, los nobles españoles estaban divididos en bandos, todos hostiles al poder real que intentaba disminuir sus privilegios para fortalecer la autoridad de la Corona.
Por aquel entonces comenzaron a ocurrir en Sevilla siniestros sucesos... Con frecuencia faltaban niños. Unas veces desaparecían en la noche de sus casas, robados de sus propias cunas; otras veces desaparecían al atardecer, sin regresar de sus juegos a sus casas, sin que jamás se volviera a saber de ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario